FICHA TÉCNICA:
Título: Maestro Título original: Maestro Año: 2023 Dirección: y (guión): Bradley Coopery Josh Singer Fotografía: Matthew Libatique Música: Leonard Bernstein Protagonistas: Bradley Cooper y Carey Mulligan País: Estados Unidos Duración: 129 minutos
Mi calificación: 4/5
Nivel de spoiler: 2.5
Clasificación: 16+
Nominaciones:
Óscar a Mejor película, Mejor actor, Mejor actriz, Mejor guion original, Mejor fotografía, Mejor maquillaje y peluquería y Mejor sonido.
Premio: American Film Institute: AFI Movies of the Year
Dónde lo veo: Netflix
Bradley Cooper vuelve con una película que aborda aquellas fronteras de todo artista tiene que saber equilibrar para expresar con excelencia su obra. Hace unos años (2018), lo hizo con A Star Is Born y el año pasado, nominada al Óscar a mejor película, vuelve con Maestro donde nos narra el ascenso musical de Leonard Bernstein y su relación de pareja con la actriz Felicia Montealegre.
Bernstein fue un director de orquesta, compositor, pianista, educador musical, autor y humanitario estadounidense. Considerado uno de los directores más importantes de su tiempo, fue el primer director nacido en Estados Unidos en recibir reconocimiento internacional. Conocido popularmente por su musical de Broadway, West Side Story (Amor sin barreras) (1957) que luego se hizo famoso por su adaptación al cine bajo el mismo nombre y con los protagónicos de Natalie Wood, Richard Beymer, Rita Moreno, George Chakiris y Russ Tamblyn. Existe un remake de 2021, hecha por Steven Spielberg que se puede ver por Disney +. Asimismo, tiene el mérito del resurgir moderno de la música de Gustav Mahler, el compositor que le interesaba más apasionadamente.
Volviendo a la película, es interesante ver la conexión que hay en la evolución como artista y su evolución como amante. La creación crece en la medida que su amor se ancla en una profundidad redentora como es acompañar la enfermedad de su esposa Felicia.
La película muestra a un Bernstein con una sensibilidad artística tan desarrollada que necesita someterla a los extremos dionisiacos (al decir nietzscheano) para romper el orden apolíneo de lo académico. Sin embargo, esa experiencia va fagocitando su propia vida al punto de llegar a un estancamiento tanto musical como existencial.
Felicia como si fuera el grupo de control en el experimento Bernstein, le hace ver en esa crisis que su talento se está arruinando y que succiona la energía de todos los que lo rodean y eso por la sencilla razón de que, en su corazón, solo hay odio e ira, dos elementos que solo destruyen su arte que solo se hará fecundo cuando provenga de la fuerza creadora del amor.
Esa fuerza creadora que lo vemos en esa hermosa secuencia dirigiendo la Sinfonía N° 2 de Mahler, «Resurrection» en la Catedral de Ely (Cambridgeshire) y su esposa dándole el alta diciéndole que en su corazón ya no hay odio ni ira.
A partir de ahí, alcanzado el climax artístico, la reconciliación con su vida misma, la película muestra el amor virtuoso de Bernstein por su esposa Felicia, acompañándola en el dolor y la enfermedad. Su amor por ella, va purificando su propio arte y visión trascendente de la humanidad: La creencia de que un elemento divino en nuestras almas, es la respuesta a una mirada pesimista del hombre que se autodestruye por la codicia y el poder.
De alguna manera, Cooper está mostrando, a partir de Bernstein, que el arte emparentado con una confianza de bondad puede restituir la imagen desfigurada del hombre actual. Y que toda creación humana tiene un sentido en la medida que parte de un corazón abierto y en libertad para amar.
El amor incondicional de Bernstein hacia su esposa hasta sus últimos días se termina convirtiendo en el arte poética de su música y dirección. Solo en esa actitud vital puede convertir su arte en algo trascendente. La chispa que enciende el fuego del arte está en íntima relación con su aferrarse a una mirada esperanzadora de la humanidad. Tal vez, lo que Bernstein nos ha dejado con su vida artística es una reflexión muy simple: En la vida como en el arte, solo hay una fuerza capaz de construir y de reconstruir lo que está muerto, y esa fuerza es el amor.
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